Ensayo:
ALBERTO KURAPEL
CANTO Y POESÍA DE EXILIO
de:
Huguette LeBlanc (1983)
Capítulos :
1.
Canto
de exilio
2.
La
Flor del Hambre
3.
Cogollitos
4.
Camarada
de lucha
5.
Un
canto de enfrentamiento.
6.
Lo
cotidiano de la Incomunicación
7.
Temuco
piensa.
8.
Soy
el Espacio de los Silencios.
9.
La
huella del deseo.
10.
Un
canto expulsado.
Capítulo X
Un Canto Expulsado
Si escuchamos los cantos de América Latina, podemos constatar
que en los últimos años, éstos se han convertido en cantos de resistencia
contra los regímenes de fuerza que sojuzgan a las clases más pobres.
En 1961,Violeta Parra
hizo la primera gira por Europa después de haber recopilado durante años
a través de chile, los elementos del folklore y después de haber creado el tipo
de canto que se establecería las bases del canto social de América Latina. Sin
duda la revolución cubana ha abierto nuevos horizontes que no solamente se han
manifestado en el campo de la literatura, la poesía, sino también en la música
y el canto. En Argentina, en 1963, Atahualpa Yupanqui graba “El Payador
Perseguido”, una inmensa obra campesina de 726 versos cantados solamente
con voz y guitarra, lo que marcó una época en el canto social de América
Latina. En junio de 1965, se organiza la Peña de los Parra que más tarde se
convertiría en el centro de la nueva canción chilena que haría avanzar la nueva
visión del canto social. Es allí donde encontramos a Patricio Manns, Víctor
Jara, Rolando Alarcón, Isabel Parra, Ángel Parra, Osvaldo Rodríguez,
Quelentaro, Los Curacas y más tarde Alberto Kurapel, Inti Illimani, Quilapayun
y Patricio Castillo. En 1970, Luis Advis crea “La Cantata Santa María de
Iquique”, obra fundamental de la canción que se desarrolla durante la Unidad
Popular. Compositor de canciones contingentes, Sergio Ortega crea en 1972 “La
Fragua”, obra en cuatro partes que habla de la historia social del pueblo
chileno. Hoy en exilio en Francia, Sergio Ortega dirige un taller de música contemporánea.
Muchos son los poetas y cantores populares que se encuentran
en exilio en Francia, España, Italia y Canadá. Otros han muerto, como es el
caso de Víctor Jara, a manos de la Junta
Militar, a causa de la tortura. Pocos son aquellos que gozan de la libertad sin
haber estado en los campos de concentración. En América Latina, el canto poético es un
instrumento peligroso a los ojos de los regímenes despóticos.
En sus años de exilio, Alberto Kurapel ha logrado crear un
canto que aglutina un estilo hecho a partir de sus propias características a
través de su propio contenido, sus propias palabras, música y expresión. Y es por esto que encontramos en cada una de
sus obras un gesto de resistencia. Resistencia basada en la experiencia que se
prolonga. Este canto posee una fuerza que, lejos de esconder el mundo de sus
fragilidades, o de disimularlas en una serie de reglas convencionales, las
descubre para romper cualquier simulacro personal que conservan las sociedades
contemporáneas encerradas en sus imágenes.
“Una sociedad que es como la nuestra
y que tiene entre sus víctimas a sus mejores poetas, una sociedad que solamente
desea conservarse y durar una sociedad, finalmente, para la cual la
conservación y elahorro son las únicas leyes y que prefiere renunciar a la vida
más que exponerse a los cambios , debe condenar a la poesía, ese despilfarro
vital, cuando no puede domesticar de cualquier manera hipócritas adulaciones. Y
no la condena en nombre de la vida que es aventura y cambio sino en nombre de
la máscara de la vida: en nombre del instinto de conservación.”(Octavio Paz.
“Las Peras del Olmo”.)
Y Kurapel agrega: “Si lanzo este grito agreste no es tan solo
por cantar. quiero romper al que duerme sus ensueños de cristal.” Su canto de resistencia capta su esencia en
esta verdad que lleva a romper “lo establecido” o la sociedad que oprime. Y nadie
duda que todo su esteticismo reafirma esta posición. El canto de resistencia de
Kurapel es un canto que muestra, y que en esta acción de mostrar, transforma
todos los valores de la sociedad volviéndolos
contra ésta con el fin de exponerse, de proponer nuevas formas de ser.
Así, el solo hecho de ser nuevas formas las convierte en opositoras de los
regímenes estratificados, donde las convenciones son los pilares fundamentales
que las sostienen.
“Si la historia ha silenciado tantas
cosas, hoy la historia ha pasado al silencio. El asesino destruye al sacerdote
y elimina los testimonios de su crimen. Se queman libros, se cierran Periódicos
y Revistas. Se destruyen archivos. Se disuelven compañías de teatro. Se
persigue a escritores y artistas“. (
Jorge Enrique Adoum. )
La persistencia se desarrolla dentro de una historia que se
consolida en una realidad hostil…no habría lugar para un canto que llevara un
happy end de resistencia. La resistencia es un hecho que supone una serie de
actividades y conductas; la mayor parte del tiempo dolorosas. Estas dependen de
la visión del cosmos en el que nos situemos y es a través de esta manera que llegamos a constatar que este
canto toca la Resistencia y la resistencia se vuelve canto :
“En mi
tierra asesinada
los niños
mueren de frío
sus bocas
sueñan un canto
que agoniza
en los caminos.
Mi tierra
tiene cadenas
y atravesado
un cuchillo.
Mi tierra
tiene mortaja
de arado
libro y
martillo”.
(Canción:
“Tu Senda”.)
Esta última característica permite transmitir el sentimiento
de rebeldía rompiendo el chauvinismo y
las particularidades de las circunstancias que han creado este canto. Cuando
Alberto Kurapel canta en “Aniversario”:
“porque la muerte también se disfraza de asambleas, de estandartes
personales, de diplomas y de vasos”, muestra y nos confronta a un mundo que es
el de América Latina ,pero que bien podría ser el de Quebec o de Francia. Y
justamente, es en esta visión descarnada donde encontramos la esencia del
resistente. Resistencia a todos aquellos que están inmersos en lo convencional,
incluso al interior de una conducta marxista.
Encontramos esta base de resistencia-transformación en otros
textos. Kurapel canta la resistencia
contra la violencia de las multinacionales y de los gobiernos militares que
oprimen América Latina .
“Esta violencia instalada, esta violencia numero 1 atrae la
violencia 2: la rebelión, ya sea de los oprimidos o de la juventud totalmente resuelta a luchar para recuperar
la humanidad de la que han sido despojados, para hacer caer las cadenas de sus
sufrimientos, para vencer el antagonismo de clases, y finalmente, para
conquistar la libertad”. (Helder Camara, Arzobispo de Olinda y Recife. 1975.
Brasil.)
Alberto Kurapel presenta “Las Venas del Distanciado” con una
frase que confiere el tono al libreto con sus textos: “Honor a aquellos que en
su incesante correr hacen la resistencia contra el tirano”.
Todo el disco se despliega a través de un lenguaje sonoro
electro-acústico en el que pasos que corren se transforman en el puente que une
canción y canción. Estos pasos son la
resistencia a la quietud, a la inmovilidad, al
silencio… incluso si ésta se realiza en el silencio. Movimiento. Eterno
movimiento que se inscribe en el andar como símbolo de todo un pueblo que busca
sin descanso la liberación.
Numerosas texturas de sonidos, de pasos, que no solo sirven
para identificar un acto de una conducta lejana, sino que las asocian a otros
pasos que escuchamos y que nos han acompañado sin que nos diésemos cuenta, ya
que la mayoría de las veces, se confunden con el ruido de las sirenas o con los
múltiples sonidos no-identificables. Estos pasos quieren proyectarnos a la
esencia de la resistencia.
“Esta sangre que yo canto
con retumbar de tonadas
se estrella contra la muerte
y en vez de morir, avanza”.
(Canción: “Rescoldo”. )
Su poesía es un lugar de confrontación, en la que vemos
desfilar todo aquello, que al mismo tiempo, nos une y nos separa; en la que vemos como las
diferentes zonas sombrías se proyectan claramente considerando así la luz.
Con esta poesía que lleva impresa tanta dignidad Kurapel consigue cantar al mismo tiempo el triunfo de
la revolución nicaragüense y enfrentarnos a todas las quejas, reales o
ficticias, necesarias para situarnos correctamente frente a un triunfo. Triunfo
que se celebra con alegría en el dolor, con la cercanía en la lejanía, con las
raíces trasplantadas y cortadas. Utiliza un lenguaje en el que se mezclan
expresiones del castellano y del francés y al que se unen el saxofón tenor, la
voz y la percusión. Al terminar nos
expresa, entre el grito y la rabia,
a través de su voz, todo aquello
a lo que han sido sometidos en las prisiones de sus países, aquellos
revolucionarios de América Latina, que durante años han sufrido las torturas más infames; una voz por Raúl
Sendic, por Miguel Enríquez, por Allende y por el Salvador.
“Nicaragua
es libre
Raúl Sendic
Nicaragua es
libre
Miguel
Enríquez
Frente
Sandinista de Liberación Nacional
Salvador y
Allende
Nicaragua es
libre”.
(Canción : “Destello”)
En sus persistentes canciones de resistencia desfilan ante
nosotros las realidades de América Latina y del Québec . Una manera de acercar
en el tiempo y en el espacio, lugares y
seres que se han desplegado, ya sea cerca o distante, y se reúnen al interior
de su expresión mágica, los elementos
necesarios para acercarse y mostrar que el hombre por medio de su conocimiento
logra preocuparse por sus semejantes para servir y servirse de la vida .
Estos universos no
necesitan ni presentación ni antecedentes y que crean interés en
aquellos que los escuchan. Este canto es el canto de exilio. En éste existen
las palabras, la música y la expresión exiliada (lo que en ningún caso va en
prejuicio de sus cualidades intrínsecas, muy por el contrario) .
Canto hecho en exilio y de exilio. Canto que extrae del medio
en donde nace los elementos para una
nueva nutrición . Canto que en definitiva es un canto Expulsado . Canto que a pesar de estas condiciones adversas, se
desarrolla con todo aquello que lo rodea. Y este canto sería seguramente otro
canto …si el contexto de exilio desapareciese. Canto que se afirma como el
testimonio eterno para todas esas generaciones que no han conocido y que no
conocerán el régimen que ha gobernada a través del terror y la dictadura y que ha impedido una vida
digna a la inmensa mayoría de un pueblo.
“Existe hoy, toda una generación que mañana deberá conocer
aquello que hoy le es prohibido:: la literatura exiliada, la canción
perseguida, el testimonio de la historia amordazada, la antropología y la
sociología proscritas y otras materias universitarias puestas fuera de la ley.
Uno de sus provincianos inquisidores no acaba de declarar que las matemáticas
modernas son “un arma sutil de penetración ideológica subversiva” y que
términos tales como vectores, conjuntos y matrices son de ‘origen marxista’ .
Valérie asociaba las matemáticas a la poesía: un ideólogo con botaslas asimila
a la fabricación clandestina de bombas”. (Jorge Enrique Adoum).
Toda la poesía de Alberto Kurapel se niega a permanecer en el
pasado. Por el contrario, ella toma el fruto reventado , el gesto roto… antes
de su punto de fuga. En el acto mismo de la ruptura. El exilio se percibe por
ello no como un gesto exterior , sino como un gesto que no tiene fin. Un gesto
focalizado en su ruptura. El exilio es el lugar y el gesto de la denuncia de
esta ruptura. Sin lugar, sin espacio, sin frontera, sin pasaporte y en un mismo
suspiro englobando todos estos
elementos. El exilio no es entonces ni servilismo ni envilecimiento, sino Razón
y Liberación. Es el pueblo quien cuenta el exilio, que narra esta ruptura del
lenguaje, esta ruptura de lo humano …este
silencio que destroza mi garganta. Es el pueblo quien delimita el exilio y es una
vez más el pueblo quien firma a los poetas.
Y todo esto es aún más verdadero en el caso de Alberto Kurapel.
A través de la tensión, además de los rumores, su canto habla
de –constancia- del la negativa a
olvidar, a ceder, a perdonar lo que ha sucedido.
Este canto herido y valiente se despliega a través de un
mundo que trata de olvidar y que busca adaptarse a un sistema de vida que los
gobiernos capitalistas han desarrollado justamente para destruir, para deformar
o para hacer desaparecer todas estas manifestaciones que pueden oponerse a sus
objetivos.
Alberto Kurapel establece una distancia que permite
estrellarse a la vida. Vivir el pasado con sus rupturas, sus
separaciones, su experiencia fragmentada y vivir el presente apropiándose de
él. Con un texto incisivo esculpe la cicatriz de su pueblo y lo
identifica al comportamiento de la
resistencia: desde los siglos sin
nombre, mi canto de piedra es hacha..
“Sin saber
o sabiendo
que un rayo
agusanado
nos
descoyuntaría
en un millón
de tierras,
en un millón
de huecos,
en un millón
de venas,
para golpear
de punta
como migas
de pan
todo el
pavimento”.
(Canción: “Intervalo”.)
El exilio es la ruptura del lenguaje del ser que se disemina
y que trata de reencontrarse en la conjunción de otro lenguaje, de otras
connotaciones que están en un ser diferente: “y al abrigo de ese código
enigmático, en ti entrego aquella dicha que nos hace morir por la única
ambición de Vivir…” (Canción: “Toi”)
Alberto
Kurapel muestra el exilio. Lo canta. Lo vive.
Esta situación se filtra a muchos planos y realidades donde
el individuo y las fuerzas opuestas comienzan a luchar y llegan otros mundos que se mezclan a esta
lucha interior, donde la identidad se
transforma, en ocasiones, solo en un
recuerdo o en un saludo que se pierde en
alguna calle desconocida…
Identidad que depende de aquellos que la rodean. A través de los muros de anchas ciudades,
vamos siendo el momento de algún paisaje, nos dice el autor en “Sin Paradero”. Identidad
donde se superponen las realidades y se mezclan para provocar la separación de
sí mismo, puesto que ser significa:
reflejarse en los otros.
“Y yo estoy
aquí, en Santa Catherine Street
esquina
Plaza Almagro”.
(Canción: “Diagramas”)
Esta cosmovisión que se inicia en el exilio, a través de
nuevas connotaciones con el riesgo de perder los significados que no están en
los desarrollos de un lenguaje diferente que traspasa y que cada día se expande
más (como una consigna tácita que de
tanto querer destruirla, nos arriesgamos a que nos
destruya).
En su último disco “Contra- Exilio”, Kurapel logra captar la
esencia de esta etapa en la cual se viven
simultáneamente muchas realidades y en las que se busca unir el pasado y
el futuro. Vida que cambia y que va determinando al ser dentro de un universo
que está lejano, que está destruido pero desde donde traspasan el deseo y la
sensación que los confrontan a un
dualismo que tratará de romper para tomar un camino único, que bien sabemos, no
existe. Es ahí que Kurapel da al exilio
la dimensión enorme y vasta que va más allá del simple hecho al que se
nos invita observar por regla general.
El hombre destruye frente a las realidades, para sostener una idea o
para alzarse contra la sociedad instituida. La obra de Kurapel no cesa de
preguntar: ¿Quién no es exiliado?
Al contemplar al hombre, el hombre del siglo XX, somos obligados a constatar que, muy a
menudo, el ser humano que trata de
cambiar las estructuras sociales, se encuentra frente a la muerte o al exilio.
Y la identidad se transforma en un problema generalizado de este siglo.
Hay una certeza en este canto y es que a través de la vida y los
cambios sociales, no hay lugar para la imitación de actitudes (ni copias ni
modelos), cuando se abordan las múltiples condiciones que aspiran la
realización de un objetivo.
“Y si algo
se insinúa en este descubrir
millares de
Alamedas, sabemos que nada,
nada puede
repetirse”.
(Canción: “Páramo”)
Creando, hasta que las imágenes se vuelvan nuevas, gracias a
la emisión de nuevas palabras o que las palabras sean creadas porque están
impulsadas por nuevas imágenes. Anulación del la lengua. Creación del lenguaje
porque la necesidad del hombre pasa por el lenguaje y que en este ir y
venir se encuentran los significados que
reivindican la abolición de estructuras que someten al hombre a la miseria, al
hambre, a la tortura.
“Somos al menos la
Víspera de un Próximo Pensamiento”
(Canción: “Edades”)
¡Qué manera de ser y de expresar realidades! quién podría
negar que en medio del estado límite, el hombre solo piensa en sí mismo, y que
en este estado no se encuentran ni conceptos morales ni hipocresía. El
enfrentamiento de sí mismo consigo mismo: he aquí la exactitud de su canto.
Nos hemos percatarse que en “Tu Senda” , con un
acompañamiento de tonada, Kurapel habría
roto abruptamente la línea melódica de su canto para decir y testimoniar el
dolor que motivaba en si actitud esta situación, al enfrentar el pasado .Pasado
que lo llenaba de orgullo y también de dolor, porque ese pasado grita el
presente y su derrota. El poeta parecería decir: estoy vencido y yo, yo muestro mi derrota. Pero hay que tener
cuidado: el hecho de mostrar su derrota, en Kurapel significa una disposición y
una fuerza para seguir, para continuar. Y Kurapel nos lanza un grito de desafío. Él se mantiene
en el centro del dolor para desafiarlo y enfrentarlo.
Cuando el poeta nos habla de un Trinar de esperanzas su voz se quiebra y alcanza la herida de esta
esperanza que no muere entre las balas.
Alcanzar la expresión
sensible implica darse siempre por completo y en este don la cólera se
transforma en angustia, la angustia en esperanza y la esperanza en lucha, en
grito, en canto. Desnudez que solamente será implícita en el acto de amor. En “Umbral”
, el estribillo corresponde a una danza de pareja, que se ejecuta de manera
independiente, con un pañuelo, danza chilena que se llama “El Pequén”. Kurapel toma estos elementos folklóricos y
patrióticos y los proyecta en un grito que interroga a la patria que nombramos.
Estas frases extraídas del folklore, preguntan : “¿dónde, dónde andará? Viva la
Patria y la libertad, adónde , adónde donde andará?” El canto se despliega en
un ritmo de 2/4 y con estilo de Habanera y contrasta con el estribillo que se
concentra en el enigma del país . Es la única canción en la que Kurapel emplea
la palabra patria y, en este caso,
lo utiliza en el mismo contexto que el de libertad. Su pregunta cae al interior de lo
absurdo ya que son las bombas de
neutrones quienes indican el camino al ser humano. Es en la interpretación y en
la pregunta donde el estribillo se diferencia fundamentalmente del folklore,
gracias al grito desesperado y doloroso, una pregunta colmada de cólera, puesto
que la patria y la libertad son conceptos móviles, que cambian y que no tienen
formas concretas. Y Kurapel pide al mundo, a aquellos y aquellas que lo escuchan, que busquen un
camino que los llevará a ver concretamente estos conceptos. “¿Dónde, dónde, donde estará?”
Ser y caminar. Dos verbos. Uno implica la inmovilidad el otro
el movimiento. Los conceptos de patria y libertad caminan y en su caminar se
transforman, se dispersan y son utilizados. ¿Dónde están estos conceptos hoy,
pregunta Kurapel?
En Aniversario, canta la transferencia de la identidad hacia
los objetos de nos rodean o más bien hacia un objeto. Este intercambio
ontológico se realiza en un ambiente en el que aparecen los problemas de
incomunicación que nos muestra Kurapel. La relación que establecemos con los
objetos que nos rodean nos permite movernos en lugares donde cambia o se
intercambia el silencio. El hombre, a medida que su conocimiento aumenta, se
crea nuevos objetos, nuevos instrumentos, que logran penetraren su consciencia
afectiva y que se transforman en parte integral del monologo interno del hombre
solitario. Si no tuviésemos esos objetos, parecería que los inventaríamos para
proyectarlos en nuestra realidad.
Siempre hay algún aniversario en nuestra vida, siempre existe algún
fecha, un minuto, un momento que queda impreso en nuestra memoria. Momentos,
hechos u objetos que se mueven y que condicionan nuestras relaciones.
La trasposición de la fatiga hacia un vaso nos asocia
inmediatamente a los elementos que van a dar forma y que darán el lugar donde se desarrollará el
sentido del canto. Este lugar a pesar de su especificidad, será un lugar móvil
aunque estemos sentados frente a una mesa.
Lo que invade es el cansancio proyectado al vaso que está frente al
hombre. El vaso capta la condición en la que se encuentra el ser y el
hombre, y así comienza a infiltrarse en
el objeto. El vaso permanece inerte mientras que el otro replica: “quiero
triturar los bordoneos de un dolor ya milenario”. Dos posiciones antagonistas
reunidas en un mismo ser. “Un cansancio tan cansado se apodera de mi vaso” y
uno de ellos es el objeto que se humaniza,
mientras que el otro no reacciona.
Permanece allí, “tintineando en
el naufragio”. El objeto recibe las características de un pensamiento para
interiorizarlas como un sentimiento. Acercamiento y alejamiento del objeto. Antropomorfización que busca dar vida
a todo aquello que se toca.
En “Panorama”, la nieve está presentada como un elemento extraño que encierra el misterio
de todo lo que es desconocido. Quizás sea la raíz de lo ignorado que nos
habita, nuestra incapacidad de establecer una relación en donde el hombre no se
disperse: “La nieve guarda encada brillo oculto un vacio que me mira”.
Deseo del poeta de establecer una relación. El impedimento
nace desde el proceso mismo que permite
que esta comunicación se establezca., puesto que el mundo donde está es
desconocido, impalpable, inalcanzable. Montreal, ciudad desconocida que empieza
a descomponerse en la consciencia para transformarse en un hecho , que en cada
paso, tomará formas diferentes.
Monte –real, monte palpable y aprehensible que circula en las
voces que hablan a penas de esta nueva inclemente, nueva y desconocida
naturaleza. Monte – irreal, nuevo lugar en donde el exiliado debe rehacerse o
continuar reuniendo, o reabrigando su vida en Quebec.
En el canto de Kurapel, encontramos los gérmenes de todo
aquello que es nuevo, porque es un canto social que muestra desde su centro, que
es situándose frente a las contradicciones, en los gritos, que se
busca la liberación en medio de la angustia, el dolor y el desgarramiento de
uno mismo.
Cuando en “Ay de ti”, el poeta se alza contra la muerte y nos recuerda que “el dolor
de un canto no se olvida más”, estamos en presencia de un acto. Acción en donde
el canto y el dolor se colocan en una realidad audible, a partir de una
situación cotidiana, en el Chile después del golpe de estado.
Sabemos de qué manera la Junta Militar reprime a la cultura y
la expresión artística del pueblo chileno, y podemos verificar a cada instante
cómo no deja escapar ningún medio para reprimir cualquier forma de expresión
artística.
“La destrucción de la casa del poeta chileno Pablo Neruda, en
los alrededores de Santiago, sería también obra de comandos civiles, según los
últimos testimonios recogidos de los vecinos. Una mujer declara haber visto
dicha operación y afirma haber visto entrar en la casa de Neruda, a un grupo de
civiles armados con palos, donde destruyeron sistemáticamente todo, prendiendo
fuego a los libros y rompiendo una cañería para inundar la casa” (Le Figaro, 27
sept. 1973)
Kurapel acentúa en el punto de unión entre el canto y el
dolor y esta asociación, la vemos claramente expandida en las realidades
sociales que viven muchos países en América Latina. “Por la razón o la fuerza”,
es el lema de Chile. Abrogación de la constitución, supresión de los derechos y
libertades, torturas institucionalizadas, encarcelamientos, asesinatos,
secuestros, disolución de los partidos políticos, 20 a 40.000 personas
asesinadas lego del golpe de estado, 50.000 a 100.000 prisioneros, miles de
personas torturadas y un millón de chilenos en exilio. Si recordamos estas
cifras, es únicamente para mostrar la institucionalización de la represión,
puesto que entre una persona torturada o mil, la tortura es la misma en la
guitarra de Kurapel puesto que su garganta está “llena del hambre de mes
hermanos y el ruido de las cadenas”, la guitarra debe tornarse violencia, cólera, dolor y Canto.
Nos acerca poco a poco y nos hace sentir en su poesía, en su
canto, la inmensa desnudez del dolor y de la violencia. Violencia que no
encontramos solamente en un pueblo que tiene sangre indígena, sino también
violencia del grito, en el silencio y la soledad. Sería necesario, morder el
canto junto a él. Evidentemente, el canto debe ser cantado…pero al morderlo
así, le impedimos salir, puesto que es un canto que no podríamos cantar. El
“verdugo” quiere mostrar alegría y felicidad, no este espantoso sufrimiento que
en este momento habita a todo un pueblo.
Canto-dolor- Canto, canto herido, canto reprimido y
censurado. Canto cuya fuerza está doblegada por la tortura. Víctor Jara, folklorista y compositor de la
Nueva Canción Chilena quien en 1968, dirigió a Alberto Kurapel en la obra
“Viet-Rock” de Megan Terry, con quien había cantado a menudo en la Peña de los
Parra y participado en giras al Sur del
país, fue asesinado por las fuerzas de la represión chilena.
A partir de ese momento, Kurapel canta y grita las masacres,
sin concesión… y con todo el peso de una inmensa soledad. Se necesita coraje para decir la vedad sobre sí mismo,
cuando se está vencido.
Hay que tener el coraje para decir que los buenos han sido vencidos,
no solamente porque eran bueno, sino porque eran débiles. Si duda, hay que escribir la verdad, pero la
verdad que lucha contra la mentira y no hay que generalizar de manera vasta y
sublime en múltiples sentidos; esta generalización en vastos y múltiples
aspectos es precisamente lo propio de la mentira misma. (Brecht).
En la primera parte de “Diagramas”, el piano sirve de bases a
imágenes que permiten adivinar una actitud, una lógica onírica, que nos coloca
en un mundo done el lenguaje y la comunicación han perdido momentáneamente su
sentido, puesto que hemos perdido todo…La Paz y la Guerra…bajo la mirada de
Superman, personaje simbólico que evoca
la visión del sistema establecido que domina el mundo. La repentina irrupción
de la guitarra, nos obliga a resituarnos entre estas dos realidades que están siempre
presente: América Latina y el mundo capitalista.
Kurapel nos describe el anémico estado de la felicidad y la
tristeza que aparece frente a la visión de un lugar desconocido.
Toda esta gente que “no me ven, porque hoy día es día de
trabajo”.
Al igual como lo hace en la canción: “Stop,
se oscurece, 20º bajo O” , donde nos sumerge en un universo de circo: personajes que
repiten como pobres instrumentos y evocan
una idea que a fuerza de repetirla la vacían de sentido. Incluso las frases más
humanas tomarán esta tonalidad en la boca de este personaje, con lo que
podríamos concluir:
“Quiero sentir de nuevo la tierra bajo mis
pies.”
(Traducción: Susana Cáceres)
FIN
Ensayo: “Alberto Kurapel. Canto y poesía de Exilio”.
Autora: Huguette LeBlanc
Éditions Coopératives de la Mêlée. (108 páginas)
Quebec, Canadá. 1983.